viernes, 28 de octubre de 2011

Tarot en la Vida

El tarot es un fenómeno inexplicable: en el hecho de mezclar las cartas, cortar, y extenderlas sobre la mesa, algo sucede. Las cartas, bajo una correcta interpretación, pueden desarrollar una descripción realista de la situación en que se encuentra el consultante, el problema consultado, y hacia donde se dirige, como una hoja de ruta donde aparecen los lugares donde hemos estado, el punto en que nos encontramos, lo que hallaremos en el camino.
¿Seremos capaces, consciente o inconscientemente, de tomar en cuenta estas indicaciones, cambiarlas, modificarlas, mediante nuestros miedos e ilusiones? ¿O dejaremos que ocurra sin más, pues las decisiones de cambio, son costosas y requieren tiempo?
Las cartas son símbolos, su procedencia es antigua, nos llega desde los jeroglíficos, la mitología, los arquetipos, la numerología, la kábala, etc.
Cada uno de nosotros está rodeado de una “vibración”, una energía que que es la que nos permite vivir cada situación en forma particular y única.
En la sesión de tarot, ocurre una sutil combinación entre la vibración del consultante, la pregunta, el movimiento de las cartas y la distribución de las figuras, que es la que acertadamente debe interpretar el tarotista para ofrecer una respuesta certera. Las cartas no “mienten”, como mucho, pueden negarse a responder a determinadas cuestiones.
Es allí donde juega un papel fundamental la capacidad de interpretación del tarotista, su conocimiento de los símbolos y relaciones, para saberlos adaptar correctamente a la pregunta. Por otra parte el tarotista debe tener la capacidad de desvincularse de toda connotación personal con problema consultado, para evitar que su propia moral, deseos o miedos interfieran en la respuesta. Debe permitir que la libre intuición se mezcle con los símbolos, relajadamente, escuchando y utilizando el sentido común para asesorar lo mejor posible al consultante.
El tarot es ciencia pero también arte, por eso ocurre algo mágico durante la sesión, el intérprete cuenta una historia al consultante que coincide con lo él ya conoce, su carácter, su pasado y situación actual. Se interpreta entonces que si esto es así, lo que se relate respecto del futuro también puede suceder. Es uno
de los momentos más importantes de la sesión pues el tarotista debe ayudar al consultante a enfrentar las dificultades o los hechos más o menos dolorosos.
Las cartas “no mienten”, pueden existir fallas en la interpretación, momentos difíciles, cansancio, falta de formación por parte del tarotista. Sin embargo quien consulta las cartas lo hace para tener un poco más de luz sobre un determinado problema, o sobre su futuro, por eso en una sesión exitosa de Tarot se combinan una serie de energías que mediante la interpretación de los símbolos da la respuesta correcta.

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