viernes, 28 de octubre de 2011

Arquetipo Femenino en el Tarot

Durante siglos el tarot ha sido un método enigmático y atractivo no solamente para adivinar el futuro sino como una orientación en la vida. Muy popular en la actualidad, contiene arquetipos y símbolos que representan distintos elementos, guardando siglos de sabiduría y misticismo de la civilización occidental.
Las láminas del tarot nos permiten entrever un universo mágico que es visto con recelo por las ciencias y religiones. Sin embargo, representan los principales arquetipos del ser humano a través de los llamados Arcanos Mayores: 22 cartas que, en determinado orden, guardan todo el crecimiento físico y psíquico del destino humano.
Desde este punto de vista esotérico, cada persona tiene además una carta de tarot que le pertenece: el “arcano mayor” que influye en su vida y que se puede conocer mediante un cálculo que se realiza a partir de la fecha de nacimiento.
Como en muchas otras representaciones culturales, existe en el Tarot un eje femenino-masculino que domina todos sus íconos y fuerzas. Y las mujeres, veneradas, temidas y odiadas a lo largo de la historia, tienen su lugar específico dentro de las cartas de Tarot.
Les invitamos a repasar los Arcanos Mayores que, desde una mirada esotérica y milenaria, nos permiten asomarnos al misterio femenino a través de sus Arquetipos. Nos referiremos en este artículo a dos de ellos:
La Sacerdotisa (Arcano dos):
El más antiguo de los personajes del tarot, evoca las mujeres de los pueblos originarios de Europa y su culto a una Gran Diosa Madre. Como en las culturas orientales que se basan en el Yin y el Yan, la dualidad bien-mal, femenino-masculino, esta figura está relacionada con el Yin, o sea las energías receptivas.
Autónoma y autosuficiente, depositaria de la sabiduría, sus valores son la cooperación y la solidaridad. Representa lo subconsciente, la verdad elemental y los procesos intuitivos.
La Emperatriz (Arcano tres)
En las antiguas culturas algunas mujeres eran elegidas para el culto, destinadas como sacerdotisas y otras continuaban dedicadas las tareas agrícolas. Así, este arcano del Tarot aparece vinculado a la naturaleza, la procreación y la fertilidad; no exento de sensualidad, representa a la madre. Sus atributos son la ternura, la capacidad de criar y dar afecto.
Se relaciona con la comunicación y los procesos creativos y da imagen de bienestar material, pareja estable y reconocimiento social.
Continuando con nuestro artículo anterior en el que habíamos comenzado a describir los Arquetipos Femeninos del Tarot, haremos referencia ahora a cuatro Arquetipos eminentemente femeninos: la fuerza, la justicia, la muerte y la templanza.
Queremos señalar aquí como lo hemos hecho en el primer artículo, que el Tarot no es solamente un método de adivinación o como se dice popularmente, “tirar las cartas”, sino que proporciona una orientación amplia, consejos e interpretaciones acerca de las distintas situaciones que se presentan a lo largo de la vida.
La Fuerza (Arcano ocho):
Dualidad y multiplicidad, este arcano se representa con una mujer que domina pero al mismo tiempo protege a un león. Es decir lo femenino, ternura y suavidad, sumado a lo masculino del león que es su vitalidad y fiereza. Desde el punto de vista del Tarot Alude también a la conjunción de cuerpo y alma, el amor espiritual que se conjuga con el amor físico. Contiene las contradicciones y la capacidad del desarrollo interior, invita a enfrentar los problemas y vaticina el éxito para quienes enfrentan la adversidad.
La Justicia (Arcano once):
Su eje es el equilibrio. En el Tarot representa el dominio de lo justo y el sustento de la autoridad: define, corta, decide y dispone. Como se ve, no es una Justicia ciega sino la que recomienda ver la realidad. Convoca a tomar las decisiones pendientes, pero en base al conocimiento. Es la representación del rigor consigo mismo/a, estoicismo, modestia y austeridad.
La Muerte (Arcano trece):
No alude a la muerte física aunque su representación causa despierta temor y desconcierto, sino a un nuevo comienzo, desde el punto de vista de que es necesario hacer morir el pasado para vivir el futuro.
Esta carta de Tarot nos habla de la necesidad de gestar, asumir y conducir el propio camino, desde una transformación desde lo profundo que requiere valentía. Según el Tarot decir sí a la Muerte, equivale a decir sí al propio desarrollo. Llama a aceptar el dolor que significa abandonar lo viejo, no sujetarse a los prejuicios, superar el ego.
La Templanza (Arcano catorce):
Como su nombre lo indica esta carta de Tarot expresa armonía, equilibrio, nuevas posiciones pero en un plano que puede no ser bien comprendido y un aparente desorden. Nos habla de los resultados de un cambio, de armonizar lo interno y externo; el equilibrio real, distinto. Significa también moderación y la capacidad para mezclar distintas realidades. Esta carta también es portadora de mensajes y de protección divina. Alude a la salud psíquica y física.
Completamos con este artículo la entrega referida a los Arquetipos Femeninos en el Tarot, en este punto relacionados con dos objetos celestes: la luna y las estrellas, que han fascinado a la Humanidad desde sus comienzos y servido como guía, tanto para los aventureros, científicos, navegantes, como para los artistas, pintores, escultores, músicos y poetas.
Les recordamos, como lo hemos hecho en los artículos anteriores, que el Tarot no es solamente un método, como se dice popularmente, “tirar las cartas” o adivinar la suerte, sino que en realidad es un milenario método de interpretación que proporciona una orientación amplia, consejos y ayudas acerca de las distintas situaciones que se presentan a lo largo de la vida.
Acerca del origen del Tarot, se cuenta que alrededor de 1450 la familia Visconti, de Milán, encargó un mazo del que aún se conservan algunas cartas, aparentemente para jugar; los Arcanos Mayores estaban basados en creencias populares y los Arcanos Menores representaban los grupos sociales de la época: campesinado (bastos), clero (copas), nobleza (espadas) y burguesía (oros).
La Estrella (Arcano diecisiete):
Esta carta del Tarot representa lo inconsciente y conectado con lo divino, con el cosmos. Se relaciona con el arte, lo creativo y las comunicaciones, pero desde un punto de vista místico e innovador. Nos habla de la renovación de la vida, la curación de heridas, la sanación de procesos profundos y el crecimiento espiritual, pero relacionado con las actividades de la vida diaria, la vida terrenal. Es la carta de las que corren nuevos riesgos en la vida, especialmente después de experiencias fuertes. Astrológicamente parecida al signo de Acuario, ya que posee dos cántaros con agua que vierte en una fuente.
La Luna (Arcano dieciocho):
Es la carta de las energías femeninas: intuición, sueños. Invita a descubrir la profundidad de las propias energías. Esta figura del Tarot a veces quiere mostrarnos la cara oculta de la realidad, aquella que, como la cara oculta de la Luna, quizás nunca podremos ver. Tiene la capacidad de descorrer velos pero al mismo tiempo hace referencia a la necesidad de aprender a movernos entre la luz y la sombra. Hace referencia a los ciclos, conecta totalmente con las emociones, los recuerdos y la relación con la madre y la infancia. Por otra parte es una carta ambivalente, ambigua, muestra las dos caras de la moneda.

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