lunes, 24 de octubre de 2011

Autorrespeto

En ocasiones, me preguntan cuál es el secreto para ser más seguro de mi mismo.

Y es complicado dar una respuesta concreta debido a que la seguridad en sí mismo y la autoconfianza, son cosas que se adquieren con base en un conjunto de elementos a tener en cuenta, tales como el miedo al fracaso, la timidez, la indecisión, la autoestima… etc, entre muchos otros.

Uno de esos factores más importantes es el autorrespeto, del cual quisiera hablar un poco hoy.

Y aunque parezca trivial tener que hablar de algo, que a simple vista se define por sí solo, quiero enfocar algunos puntos importantes del por qué considero que contar con un gran autorrespeto forma parte esencial de la forma de ser de una persona de éxito.

El autorrespeto se basa en conocer quién soy, conocer mi ser interno. Cuando encontramos esa sensación o sentimiento de identidad, sentimos que tenemos un derecho a estar aquí, a existir, debido a que no andamos por la vida sin saber ni pensar que somos insignificantes, el autorrespeto nos ayuda a lograr nuestro propósito de vida, y lo refuerza con base en la identidad.

Generalmente, basamos nuestro autorespeto en identificarnos con los aspectos superficiales de nuestra existencia: nuestro aspecto físico, el género, el éxito profesional, nuestra inteligencia, nuestro status social, nuestra nacionalidad, raza, etc. Con tal identificación superficial, nunca conseguiremos un sentimiento estable de autorrespeto, porque las opiniones de las personas cambian.

Hoy puede que nos amen, mañana nos rechazarán. ¿Cuál es la consecuencia de depender de sus opiniones? Pues sencillamente que acabaremos fluctuando todo el tiempo, sintiéndonos positivos cuando nos dicen cosas buenas, y sintiéndonos abatidos cuando nos dicen cosas negativas.

Para permanecer estables en nuestro autorespeto, necesitamos nutrir un entendimiento más profundo de nuestra identidad interior y acceder a esas riquezas que están en nuestra mente, esperando a florecer, como la flor que crece de la semilla. Se trata de conocer, nuestro yo mental, ese yo, que no es ni gordo ni flaco, ni blanco ni negro, ni pequeño ni grande.

El autorrespeto, es el entendimiento de ese ser que actúa por nosotros inconscientemente y que somos nosotros mismos. Suena un poco complejo, pero en realidad es muy sencillo. Adquirir un gran autorrespeto, es cuestión de primero conocerse a sí mismo, y luego aceptarse con los errores que se tienen, comprometerse a mejorarlos y amarse cada día más.

Esto sin duda alguna supone una mejora sustancial a la autoestima.

Autorrespeto significa valorar mi propia existencia. Cuando me valoro a mí mismo/a, también tendré respeto hacia quienes me rodean y hacia la vida. Soy capaz de darme espacio a mí mismo/a y a los demás también.

Cuando tengo autorrespeto puedo permanecer estable internamente, sin una sensación errónea de inferioridad o superioridad. Es sólo cuando me falta el autorrespeto que dependo de los demás para que me den su apoyo o confianza. Como muchas veces enseño en este sitio, nuestro autoconcepto no debería provenir del concepto que tienen los demás sobre nosotros.

El nivel de influencia que tengan los demás sobre nosotros puede afectarnos a tal punto que muchos han llegado a extremos como al suicidio. El autocontrol emocional, viene como consecuencia de un gran autorrespeto, y con ello muchísimos más beneficios.

Muchos no se dan cuenta pero se autoflagelan todo el tiempo diciéndose cosas que no le dirían ni a sus enemigos, y esto lo único que logra es un desequilibrio mental que luego se traduce en desequilibrio en los resultados que se logran fruto de acciones igualmente desequilibradas.

La experiencia liberadora de estar libre de expectativas viene cuando me acepto y me respeto a mí mismo/a. Soy capaz de desprenderme y de no presionar a los demás para satisfacer mis deseos. Los demás no tienen que hacer lo que les pido o satisfacer mis expectativas.

Soy libre y puedo ayudar a los demás a liberarse. Cuanto tengo autorrespeto es fácil tener respeto hacia los demás. Muchos valores faltan en el mundo de hoy en día, pero uno de los principales es el respeto. Cuando los niños y niñas crecen y se desarrollan en un entorno familiar de respeto hacia los demás y hacia sí mismos/as, tendrán una base fuerte para establecer en sus vidas relaciones llenas de respeto y otras virtudes.

El autorrespeto me fortalece e independiza. Al no basar mi bienestar interno ni mi satisfacción en el reconocimiento o aprobación por parte de los demás, aprendo a ser más genuino y a expresarme con dulzura pero con honestidad y coraje.

El autorrespeto me permite dejar que mi ser se exprese con naturalidad y espontaneidad. Esto me proporciona una sensación de integridad y coherencia que genera una gran alegría interior. Al mismo tiempo, debido a que respeto y valoro a quienes me rodean, procuro que mis palabras, actitudes y acciones estén llenos de consideración, discerniendo siempre qué es lo más preciso para decir o hacer, de modo que nadie se sienta herido/a ni molesto/a, pero a la vez sin comprometer mis sentimientos e ideas.

Se trata de ser comprensivo, pero a la vez asertivo. Puedo imponer mi forma de pensar y mentalidad, sin pasar por encima de otros, lastimar o promulgar ideas chocantes con los principios de otros.

Tampoco se trata de vivir a la merced de los demás. El autorrespeto es uno de esos valores que más me da libertad, pues rara vez los factores externos influyen en mis éxitos o fracasos, y por tanto tengo mucho más control sobre mi vida y los resultados que logro con ella.

Piensa hoy, si te falta autorrespeto, y empieza de una vez a fortalecerlo, empieza a valorar quien siempre has sido, detecta tus errores y cámbialos, no te preocupes porque ahora no eres la persona que tanto desearías, respétate a ti mismo, y comprométete con el cambio. Quiérete!

No hay comentarios:

Publicar un comentario