sábado, 5 de noviembre de 2011

Relajación

Me gustaría darte un consejo para te relajes
cuando estés en determinadas situaciones con los hombres.

En las relaciones siempre se llega inevitablemente a situaciones
donde se querría explotar de rabia.

"Otra vez tarde, ¿es que nunca puede ser puntual?"

"¡Pero qué pantalones me lleva! Le quedan fatal. ¿Cómo le puede
gustar eso...?"

"Cada mañana lo mismo. No recoge sus tratos de la cocina.
Lo deja todo por medio".

Sí, seguramente podrías decir muchas de estas cosas sobre
las que ya te has alterado alguna vez.

Esto también se aplica por supuesto en el trato con los compañeros
y compañeras de trabajo, en la conversación de la semana pasada con
tu jefe/jefa...

Pero ¿has pensado alguna que muy probablemente,
tampoco quiero afirmarlo, también tú has provocado estos
"enfados"? Ya sea con tu cara, en la que se percibía claramente tu
desagrado, o con tu comentario que sentó mal
al menos a quien tuvo que escucharlo.

Por supuesto que esto no lo haces a propósito.
No, claro que no; tú eres una persona cooperadora, comprensiva,
paciente y sobre todo pacífica. ¿Estás sonriendo ahora?
Bien, porque eso es justo lo que quería contarte hoy.

Con una pequeña dosis de humor, las críticas se pasan
mejor que con amargura.

Wilhelm Busch, un poeta alemán muy apreciado (1832-1908),
dijo una vez con humor en una conversación con un compañero
que se estaba quejando de los críticos: "Los críticos a veces tienen
razón. Tampoco quiero negarlo. Pero simplemente les falta
humor. Todo lo que dicen, es mejor decirlo con humor".

Sé sincero, ¿qué te gusta más?
Cuando una persona te dice: "Por favor, vístase de otra manera,
o cuando te saltan: "La ropa de hoy te queda
estupendamente..." Y luego esta persona se ríe amigablemente.

El humor combina la diplomacia y la sabiduría. Lo ofensivo en
una crítica no es la crítica en sí, sino la forma en la que se expresa.

Una crítica formulada con poca habilidad y sin humor tiene justamente
un carácter venenoso. No pocas personas juran venganza cuando se
les critica con amargura envenenada; duermen mal por las noches,
se pasan días de mal humor y no paran de darle vueltas a la cabeza.

Mejor no dejes que te hagan daño y simplemente
di: "El que me hace daño con las críticas, es que no puede
hacerlo mejor. Tiene todavía mucho que aprender".

Y cuando consigas permanecer en tales situaciones tranquilo
y fresco, y puedas controlar tu malestar y tus sentimientos,
di: "Preferiría que me lo dijeras con más precisión.
¿Me lo puedes explicar, por favor?" O con una sonrisa: "Pensaré
en ello..."
Tal reacción deja perplejo generalmente a tus críticos y
el virus de la maquinación y de la pelea ya no tiene ninguna
posibilidad de atacar y envenenar la relación...

Si no eres capaz permanecer tranquilo y tu presión sanguínea se
acelera, tu cara cambia de color de rosa a rojo, tu corazón empieza
a latir con más fuerza, preferirías salir corriendo o gritar, entonces
cierra la boca, respira hondo. NADA. De esta manera seguro que
no te equivocas.

No te vayas a la posición de la defensa o del
contraataque. De esta manera muestras demasiado de ti,
tu dolor, tus sentimientos. Así solo consigues que te
puedan hacer más daño.

Ahora pensarás: "Eso suena bien. Pero no es nada fácil". Y tienes razón.

Para ello necesitas autoconfianza, tranquilidad interior, seguridad
y también una gran porción de sinceridad contigo mismo

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